errores no forzados

Cómo evitar errores no forzados: Controle su temperamento

Errores no forzados: Perder los nervios

Soy un gran fan del pickleball y en mi tiempo jugando he notado algo sobre los jugadores que tienen más éxito y celebran más victorias: ellos cometen menos errores no forzados. Permítanme explicar qué es un error no forzado:

  • un error en el juego que se atribuye a un fallo propio
  • un error imprudente o tonto.

Lo mismo ocurre en los negocios. A veces nos convencemos a nosotros mismos de que los directivos de nuestros sectores siempre lo hacen todo bien y nunca cometen errores. Debe haber un aspecto de esto que es cierto, sin embargo todo el mundo comete errores. Deberíamos intentar cometer menos y con menos frecuencia. También pueden ser una buena oportunidad para aprender. Siga mi consejo, aprenda de sus errores, mejor aún, aprenda de los míos.

 

Un error no forzado que he intentado evitar es perder los nervios. La ira rara vez es beneficiosa en un contexto empresarial. Suele llevar a tomar decisiones precipitadas e impulsivas. También puede dificultar las relaciones comerciales y causar desavenencias. La Biblia habla del valor de actuar con control:

"Un hombre sabio controla su temperamento. Sabe que la ira provoca errores".

Cuando permito que la ira se apodere de mí, no sólo pierdo los nervios, sino también la perspectiva. A veces se describe la ira como una nube que se cierne sobre nosotros y que tiene el poder de distorsionar la forma en que vemos las cosas, las personas y los proyectos. Uno de los frutos del Espíritu Santo es el autocontrol. Esto significa que cuando dependemos del Espíritu Santo para que nos guíe en la vida, Él pondrá a nuestra disposición la gracia para manejar incluso las situaciones más difíciles con carácter piadoso.

Estudio de caso

Hace años, trabajaba con una empresa, y trabajé con ellos constantemente durante 7-8 años en muchos trabajos diferentes. El jefe de proyecto con el que tenía una buena relación laboral fue ascendido y la persona que le sustituyó trajo consigo nuevas formas de hacer las cosas. Algunos de los cambios y prácticas que introdujo no nos favorecían y, para ser sincero, me parecían injustas. Llegué a un punto en el que abordé estas cuestiones con con él, y terminé perdiendo los estribos en la reunión y gritéed y le grité. Fue el último trabajo que hice para esa empresa.. Fue un error no forzado.¡! Mi incapacidad para controlar mi temperamento nos costó una relación continua y un montón de negocios con esa empresa.

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